En las curvas los vehículos se someten a una serie de fuerzas que si se desequilibran pueden sacarnos del camino. Si se circula a una velocidad no adecuada o excesiva en ellas, el vehículo puede llegar a volverse inestable y perder su trayectoria.

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Hay muchos factores que pueden complicar la maniobra de giro en una curva y sacarnos de la vía: la velocidad inadecuada, pavimento resbaladizo, una diferencia en la elevación de la parte exterior o interior de la carretera, gravilla suelta o neumáticos poco inflados. A la hora de tomar una curva con seguridad, siempre conviene estar preparados.

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Ingresar a una curva a velocidad inadecuada o mayor a la permitida puede implicar no obtener una respuesta adecuada de los frenos. Es por ello que la probabilidad de siniestro en curva se incrementa sensiblemente con la velocidad y se dispara, por ejemplo, cuando el suelo está mojado, con gravilla suelta o cuando los neumáticos están en mal estado.

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